El tiempo no nos quería acompañar, pero al final se comportó y nos respetó la sesión de fotos y media boda, cuando empezó a llover ya estábamos a salvo en el Convento.
Pequeñas sorpresas, grandes emociones, unas palomas, símbolo de paz, amor y libertad. Unas cartas anónimas entregadas unas semanas antes de la boda, sorprendieron a las hermanas guapas, lo que no sabían era que Cris, veroa y amarillo estaban detrás de todo esto: un regalo, una sesión, tres hermanas… en breve veréis los resultados.
Lloramos de alegría con el video hecho en las instalaciones del corte ingles… y de emoción con el pequeño regalo que Noet y yo les teníamos preparado, mas de cien invitados gritando al unísono:” ¡que vivan las fotógrafas!”, tras años de trabajar en esto, nunca me habían vitoreado de aquella manera, gracias a todos, hacéis que cada día me enamore más de mi trabajo.