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BODA DIANA Y OSCAR, ISLA BARÚ, CARTAGENA, COLOMBIA

La boda mas esperada, dos años buscando la fecha ideal para coincidir todos… Un sitio inigualable, exótico, tropical… Y lo que tiene el trópico, inesperado… El viernes llegamos a Barú, a la hora perfecta, coincidiendo con los horarios de la Boda planificados. Juan Pablo, hermano de la novia, maestro de ceremonias, me guió, acompañada de mi ayudante Alejandra, planificamos, reloj en mano, las fotos que podriamos realizar, en Colombia atardece muy rápido, y a las 6 pm ya no hay nada de luz… Había que aprovechar muy bien los minutos de luz, la puesta de sol… Una boda en la orilla del mar… sonaba todo tan maravilloso… hasta el dia siguiente, cuando amaneció lloviendo. Una lluvia tropical, estas de un centímetro de diámetro cada gota, gota a gota, nuestra ilusión de playa se iba a agotando…
1 pm, habitación de la novia, maquillaje y peinado, saltan los tacos de luz… a cambiar de habitación, ha escampado y parece que sale el sol. La playa está llena de algas marrones, y todos, novio, padrino y trabajadores del hotel se congregan alli a limpiar el “chapapote”. Diana como siempre, sonriente, tranquila.
2 pm: empieza denuevo la lluvia. Nosé si habreís estado alguna vez en la selva, en el trópico, pero cuando alli llueve, llueve de verdad, aqui en España no llueve así ni en Asturias…
Toca cambiar de planes. la boda en la playa queda cancelada. El novio, los padrinos y yo, empezamos a recorrer el enorme hotel Royal Decameron, en busca de una nueva localización. Empapados hasta la médula corremos descalzos y nos perdemos por los rincones de este hotel, porque ellos nos ofrecián un pasillo, que me negué a tomar como opción, sí me negué como fotógrafa, como amiga, porque no queria que los sueños de tantos años quedaran en un pasillo.
Dimos con el Spa Gaia, un sitio con unas vistas increibles y una administradora encantadora, cambió citas y gestionó todo para que pudieramos realizar la ceremonia alli.
4:30 pm. dejó de llover. La ceremonia debia de haber empezado ya, pero el cura aún no había logrado llegar a la Isla, con la lluvia y las inundaciones no encontraba a nadie q se atreviera a traerlo… Diana, seguia tranquila, inmutable.
A estas alturas os podreis imaginar que toda mi planificación quedó en el olvido, mi única preocupación ahora era la luz, ni atardecer, ni luz tenue tostada… Velas, muchas velas.
6 pm. Inicio de ceremonia, últimos minutos de luz natural.

El ambiente de la Boda, es aún más onírico, mas romántico, el destino nos la jugó y al final todo salió inesperadamente perfecto. Eso si, he de reconocer, que ésta ha sido la boda más difícil que he realizado jamás, y quizá por eso, me gusta aún más el resultado.

Pero esto acaba de empezar, una boda que prometía dar mucho juego, y vaya si lo dió. A veces cuando las cosas no salen como queremos, salimos de la zona de confort, y nos superamos. Fué muy interesante jugar con la luz, o la casi inexistencia de ella…

Luego a disfrutar de una maravillosa fiesta, El carnaval de Barranquilla, juego de luces y máscaras, bailarines en forma, movimientos nunca antes vistos… hasta el último Alemán que no bailaba, bailó al ritmo de los tambores. Vaya fiesta, vaya noche… Y al día siguiente nos esperaba más, mucho más. con “guayabo” (resaca) o sin él, nadie me iba a quitar las fotos que llevaba meses creando en mi cabeza… próximamente podreís ver la postboda…

The most expected wedding, two years looking for the ideal date to match everyone … A unique site, exotic, tropical … But the tropic is unexpected … On Friday we arrived to Baru, the perfect time, the time when the wedding was schedule. Juan Pablo, the bride´s brother, master of ceremonies, guided me, accompanied by my assistant Alejandra, watch in hand, planning the photos that may be taken next day, in Colombia the sunset is very earlie, at 6 pm you don´t have any sun light… We had to make good use of the minutes of light, sunset … A wedding in the sea … it all sounded so wonderful … until the next day, when it dawned raining. A tropical rain, one centimeter in diameter each drop, drop by drop, our beach sunset wedding was over…
1 pm, the bride’s room, makeup and hair, popping plugs light … we change room, it clears up and it seems that the sun rises. The beach is full of brown algae, and all, groom, best man and hotel workers congregate there to clean it. Diana always smiling, quiet.
2 pm: Starts raining again. Have you ever been in the forest in the tropics?, when it rains, it rains really, it does not rains like that here in Spain not even in Asturias…
Change plans. the beach wedding is canceled. The groom, best man a best girl, and I began to travel the great Royal Decameron hotel, looking for a new location. Soaked to the core run barefoot and get lost in the corners of this hotel, because they offered us a passage, which I refused to take as an option, I refused as a photographer, as a friend, because I did not want the dreams of so many years remain in a hallway.
We came up with the Gaia Spa, a place with incredible views and a charming manager, changed appointments and manage all so we could perform the ceremony there.
4:30 pm. stopped raining. The ceremony was to have begun, but the priest had not yet managed to reach the island with rain and flooding couldn´t find no one dared to bring him… Diana, was still quiet, unchanging.
At this point you can imagine that all my planning was forgotten, my only concern now was the light or dusk or in dim light toast … candles, many candles.
6 pm. Starting ceremony last minutes of daylight.

The atmosphere of the wedding is even more dreamlike, more romantic, destiny played us and at the end everything went perfect unexpectedly. That I have to admit,this wedding has been the hardest thing I’ve ever made, and maybe that’s why I like even more the result.

But this is just the beginning, a wedding that promised to give a lot of play, and god if we had! Sometimes when things do not go our way, we leave the comfort zone, and we overcame the problems. It was very interesting to play with light, or the almost absence of it …

After enjoying a wonderful holiday, Barranquilla’s carnival play of light and masks, as dancers, movements never seen before … even the last German who did not dance, danced to the beat of drums. Go party, what a night … And the next day we expected more, much more. with “hangover” or not, nobody was going to remove the photos taht took months creating in my head … you can see the postwedding soon …